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La Vall de Boí es un paraje de gran belleza, rodeado de montañas. Está formado por las poblaciones de Barruera, Boi, Cardet, Coll, Durro, Erill la Vall, Sarais y Taüll. En estas localidades se levanta un conjunto de iglesias románicas que es fiel testimonio de un tesoro cultural de extraordinario interés. Por su situación limítrofe, y de permanente conflicto a lo largo de la historia, se construyeron numerosos castillos para los nobles pirenaicos, en la actualidad mal conservados, así como una serie de iglesias, actualmente en excelente estado de conservación, que demuestran la alta densidad de población y la importancia que tenía la religión en sus vidas. Son construcciones realizadas durante los siglos XI, XII y XIII que representan la más genuina expresión del románico catalán. Tienen entre ellas una perfecta armonía y unidad arquitectónica y se encuentran completamente integradas al entorno natural en el que se levantan. Las iglesias son: Santa Eulalia -Erill la Vall, Sant Joan de Boi, la Assumpció de la Coll o Santa María de Coll, Santa María de Cardet, San Clemente de Taüll, Santa Maria de Taüll, la Nativitat de la Mare de Déu de Durro y San Feliu de Barruera. El 30 de noviembre de 2000 fue reconocida la excepcionalidad de este románico mediante la distinción que le otorgó la Unesco de Bien Patrimonio de la Humanidad.