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La riqueza artística de Salamanca encuentra también su reflejo en el vestido, considerado entre los más opulentos, típicos y bellos de España. De las seis variedades que se pueden contemplar-del llano o armuñesa; serranas de Candelaria, La Alberca o El Rebollar; occidentales y fronterizas de Aldeadávila y Villarino de los Aires, y el charro del centro-, ha sido este último el elegido para mostrar en el sello el atuendo masculino tradicional salmantino. El traje charro es el que define y representa propiamente la indumentaria provincial. El de hombre consta de las siguientes piezas: chaqueta ajustada y corta, con botones en la boca manga, chaleco abierto a modo de escuadra que permite lucir el airoso camisón de finísimo deshilado, cerrado por dos filas de botones planos y anchos de plata; pantalón muy ceñido al muslo hasta las medias, negras como todo el paño; botas altas con zahones de cuero para el jinete. El conjunto, más austero que el ornamentado y riquísimo tocado femenino, es de singular elegancia. Este traje es el que domina en el centro de la provincia que, en términos generales, incluye los partidos judiciales de Salamanca, Alba, Vitigudino, Ledesma, Peñaranda de Bracamonte y Ciudad Rodrigo, hasta Fuenteguinaldo.